Llegó la hora, dicen por ahí. Podría ser un rumor, pero parece cierto: la maquinita tiene sus días contados. Como una vuelta a la masculinidad en su máxima expresión y dándole la despedida al casi lampiño metrosexual, ahora la barba manda en las facciones tucumanas. Ojo: ya no se trata de dejar crecer por sí solos a esos pelos del mentón. Corte y barba es el nuevo pedido en las peluquerías locales, porque en estos tiempos se la diseña de acuerdo a las facciones, a la cantidad de pelo y al crecimiento. El cambio a simple vista es grande, sino basta con ver la impactante transformación del “galán” del momento, Daniel Osvaldo.
Melómano, bajista, artista, ávido lector, Sebastián Vaca desde hace unos 8 años usa barba. Pero desde hace poco Robert Robles, estilista y barbero tucumano, le da forma, la mantiene y la corrige. Su estilo fue transmutando junto con su música: la que escucha y la que toca. Primero, pasó por el pelo largo y el grunge; con el hardcore, a mitad de los 90, se le dio por los pantalones anchos, la barba sin bigote y las remeras negras. Ahora quizás con los Strokes u otra banda del pop brit e indie, Seba lleva barba y bigote, un corte de pelo bien pensado y tatuajes, un jean chupín y una camisa abrochada hasta el último botón. “Las barbas estuvieron presentes en la historia de la humanidad, ya sea para marcar un linaje o un estrato político, social y/o religioso. Este año esas barbas largas y descuidadas como de leñador o abuelo de Heidi volvieron ya no para marcar lo anterior; sí quizás para expresar algo más relajado, masculino y transmoderno. También llegaron de parte de la música, por ejemplo Chet Faker usa este tipo de barbas y Caleb Followill (voz líder de Kings of Leon). Para mí se divide entre el look barba stoner, de aspecto descuidado mas texano referido a lo desértico o western, y la onda brit, que apunta a ropa oscura, elegante como gentlemans victorianos, con looks de pelos rebajados y bigotes”, describe Sebastián y en medio de la charla resalta la figura de Lucio V. Mansilla, poeta, periodista militar y diplomático argentino del siglo XIX (ver foto). “Era un hipster de su época. Me van a matar por lo que digo, pero fue uno de los primeros bohemios argentinos, que viajó por el mundo y traía la moda de los lugares que visitaba. Tenía una barba prominente y usaba pantalones breeches, muy parecidos a los cigarretes que se usan ahora”.
Edad, mujeres y ciencia
¿Suma años la barba? Depende, responde Robert: “a algunos le suma años según el color de su barba. Por ahí unas canas dan una sensación de hombre experimentado, aunque eso tiene que ver con la actitud del que la lleva. Además aporta masculinidad y seguridad”. De esa transformación interna y externa da precisiones Álvaro Vega, de 27 años, un freelance de las cámaras, que pateó el tablero: dejó su trabajo en la Legislatura, empezó a trabajar por su cuenta y en unas semanas se va a probar suerte a París, Francia. “En mi antiguo trabajo me pedían otro tipo de prolijidad: tenía que estar afeitado. Y cuando me lo pedían hasta yo me sentía improlijo. Cuando dejé ese trabajo usé la barba, me acepté y el cambio se notó en los demás. Les encanta la barba y ahora considero que hasta estoy hasta más prolijo que antes”, comenta. Pero no sólo se trata de una cuestión de pulcritud, asegura Álvaro: “también quiero mostrar otra imagen, de alguien más grande, más seguro, más libre y mucho tiene que ver con mi trabajo”.
¿Y las mujeres, qué opinan? El ahora barbero de barrio Norte se juega y dice: “poné esto: algunas no los dejan, por cuestiones de gusto. Y además el tucumano tiene su prejuicio, no arranca hasta que no es una moda. Y esta moda empezó acá en la provincia a fines del año pasado. Ahora está en su cúspide”.
¿Y por qué es moda? Un estudio publicado en el sitio Biology Letters de la Royal Society analiza cuáles son las verdaderas razones: radica en una suerte de selección natural de orden sexual. Quiere decir, que cuando en un entorno dado los hombres se dejan crecer la barba se llega a un punto (lo llaman “peak beard” o “el pico barba”) donde a partir de allí el vello deja de resultar atractivo y comienza un proceso en el que se afeitan más seguido. También tendría una relación directa con las crisis financieras: ante la falta de trabajo, los hombres recurren a reforzar su imagen masculina frente a las mujeres dejándose crecer el vello de la cara.
Si bien la barba tiene la intención de reforzar la masculinidad, por detrás hay otras cosas: un mantenimiento (algunos se las retocan cada 20 días) y hay una veintena de productos especializados (aunque acá son difíciles de encontrar). De todas formas, le damos la bienvenida.